

“GRAL. JUAN CRISÓSTOMO BONILLA”
LIC. EN EDUCACIÓN PREESCOLAR
PLANEACIÓN EDUCATIVA
ENSAYO
ENSAYO
MTRA. BERTHA MARÍA LIMÓN VÁZQUEZ
“Es vital que al educar el cerebro de nuestros niños, no nos olvidemos de educar su corazón” Dalai Lama
Según Adam et al. (2003)
conocer las emociones es importantísimo como uno de los principios básicos de
la vida personal, pues supone conocernos a nosotros mismos. Las emociones
aparecen de manera impulsiva sin que nosotros nos demos cuenta o hayamos hecho algo
para experimentarla. Por lo que educar a los alumnos hacia la conciencia de
estas supone una contribución a que conozcan su estado de ánimo y puedan
relacionarlo con la calidad de vida que quieren llevar, preparándoles para todo
lo que se les puede presentar en la vida. Pero al referirse a las emociones
negativas, la educación hacia su conocimiento no debe llevar a su eliminación
sino más bien a su reorientación hacia lo positivo: conocerlas, saber el que la
ocasiona guiarla hacia algo 14 aprovechable, de manera que se adapten a su vida
sin una consecuencia perjudicial en su vida. En esta línea de pensamiento, Del
Barrio (2005) expone de manera ejemplificada esta idea:
Una buena educación no consiste
en conseguir que el niño no tenga miedo, sino en que lo sienta solo ante lo
verdaderamente amenazante, ni se debe tender a extirparle la ira, sino a lograr
que solo la use en defensa de sus derechos y cuando cualquier tipo de diálogo o
negociación justa no sea posible. (pp.14-15)
Esta misma idea la expresa
Vivas et als. (2007) cuando dice que las emociones no deben suprimirse, sino
manejarlas, regularlas y transformarlas, de tal manera que la persona sea capaz
de tomar el control de las situaciones que les toque vivir. “El autocontrol
emocional persigue encontrar el equilibrio emocional para alcanzar la autonomía
y el bienestar personal” (p. 33)
Volviendo a Adam et al. (2003),
la educación emocional debe capacitar a los alumnos para saber apreciar y sacar
buen partido de las emociones propias y ajenas, respetándolas en todo momento,
además de dotarles de un lenguaje para que puedan nombrarlas sabiendo cuál es
su significado. Todo esto permitirá al alumno también conocer la moralidad de
sus actos y comportamientos, así como extrapolarlo a los de los demás. Comenzar
la educación emocional en la escuela infantil supone una vía para que haya
comunicación afectiva buscando que cada alumno se comprenda a sí mismo y a los
demás.
Como dice Bisquerra y Pérez
(2007) existen evidencias de que los alumnos aprenden mejor cuando están
motivados, son capaces de controlar sus impulsos y son responsables, además de
tener iniciativa propia…lo que se resume en tener desarrollada la competencia
emocional. Esto demuestra que en la escuela y en el proceso de enseñanza
aprendizaje, en general, se deben tener en cuenta estas competencias,
integrándolas dentro del currículo.
Según Saarni (2000, en
Bisquerra et als, 2007) “la competencia emocional se relaciona con la
demostración de auto-eficacia al expresar emociones en las transacciones
sociales” p. 66), es decir, la capacidad y habilidad que se tiene para lograr
los objetivos, en este caso, expresar emociones en el ámbito social. Pero para
que esto se produzca es necesario que la persona tenga conocimiento de sus
propias emociones para poder dirigirlas hacia esos objetivos, volviendo así a
la importancia de educar las emociones en la escuela.
Sin embargo, como expresan
Bisquerra et als. (2012), el tener esas competencias emocionales y una buena
educación emocional no significa que se empleen en el buen camino, y por eso es
necesario incluir una serie de principio éticos. Dentro de la educación
emocional es muy importante el rol del profesor, pues como adulto y figura a
imitar por parte de los niños, transmiten de manera inconsciente su estado
emocional, a través de sus actitudes y comportamientos pueden ofrecer un clima
de seguridad y confianza para sus alumnos. La educación emocional, sin embargo,
no debe reducirse únicamente al plano de la educación formal, sino que es
importante trasladarla también al contexto familiar, donde padres y madres
formen parte del proceso, tanto para aplicar esa educación emocional sobre sí
mismos como para ser conscientes de la importancia que tiene en el desarrollo
de sus hijos y contribuir en ella.
En definitiva, y como se
refleja en Pena et als (2006), tanto padres como profesores y, en general,
agentes educativos, debemos conocer nuestros propios sentimientos, intentando
conocer también cuál es la perspectiva de los-as alumnos-as/ hijos-as llevando
a la práctica la empatía, controlando los impulsos que tenemos y siendo
conscientes de cuál es nuestra actitud en la labor como agentes educativos
dedicando todo nuestro esfuerzo. Si se consiguen estos objetivos, tanto en la
institución educativa como en el resto de ámbitos educativos, se conseguirá
formar a personas emocionalmente inteligentes que tendrán en su poder la
capacidad de resaltar los aspectos positivos de las situaciones por encima de
los negativos, valorar los triunfos más que las derrotas, los aciertos más que
los errores e intentando aprender de todo lo que viva.
Para concluir este tema es
importante mencionar que tuvimos una visita de Lic. María del Pilar Desentis
Marzal, donde pudo rescatar que es importante el manejo de las emociones, porque
no podemos llevar a cabo ninguna situación didáctica si no conozco, valoro y
observo a mis alumnos, se considerarían las emociones, los estados de los
pequeños para que se llegue al aprendizaje esperado que como docentes deseamos
cumplir, existirá una modificación de esta para que se lleve a cabo una
actividad así poder motivar y animar a los dicentes. El control del grupo es
importante tenerla y con emoticantos podemos llegar a tranquilizar al alumnado
que es más “imperativo” o que simplemente no pone atención, los cantos es una
buena estrategia para captar la atención de los alumnos, más a esa edad
(preescolar). Realizamos una actividad donde consta que es más fácil poner
etiquetas negativas, que positivas, esto tambien sucede en la escuela, donde
nosotras como docentes les ponemos etiquetas al alumno, eso está catalogado
como incorrecto porque bajamos el ánimo del niño y él se cree esas etiquetas,
causando ira, rencor, odio, enojo y por esa causa tienen una mala conducta
dentro del aula, en cambio las cosas positivas los hacen que se sientan seguros
de sí mismos, felices y hasta alagados como lo fue en mi caso, tambien influye
demasiado como lo mencione en el desarrollo del ensayo el apoyo y unión que
existe entre padres y docente, porque todos los valores que se enseñan en casa
son reflejados en el aula,
debe existir cierta vinculación
para que los dos actúen en forma positiva para lograr un 
niño con buena educación y buenos valores.


niño con buena educación y buenos valores.
Bibliografía
García, L. S. (s.f.). LAS EMOCIONES EN EL AULA.
Obtenido de PROPUESTA DIDÁCTICA PARA EDUCACIÓN:
https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/1488/1/TFG-B.111.pdf
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