martes, 5 de julio de 2016

ENSAYO

BENEMÉRITO INSTITUTO NORMAL DEL ESTADO
“GRAL. JUAN CRISÓSTOMO BONILLA”
LIC. EN EDUCACIÓN PREESCOLAR
PLANEACIÓN EDUCATIVA
ENSAYO
MTRA. BERTHA MARÍA LIMÓN VÁZQUEZ

María José Luna Sánchez
1º B
31 de mayo del 2016


“Es vital que al educar el cerebro de nuestros niños, no nos olvidemos de educar su corazón” Dalai Lama
Según Adam et al. (2003) conocer las emociones es importantísimo como uno de los principios básicos de la vida personal, pues supone conocernos a nosotros mismos. Las emociones aparecen de manera impulsiva sin que nosotros nos demos cuenta o hayamos hecho algo para experimentarla. Por lo que educar a los alumnos hacia la conciencia de estas supone una contribución a que conozcan su estado de ánimo y puedan relacionarlo con la calidad de vida que quieren llevar, preparándoles para todo lo que se les puede presentar en la vida. Pero al referirse a las emociones negativas, la educación hacia su conocimiento no debe llevar a su eliminación sino más bien a su reorientación hacia lo positivo: conocerlas, saber el que la ocasiona guiarla hacia algo 14 aprovechable, de manera que se adapten a su vida sin una consecuencia perjudicial en su vida. En esta línea de pensamiento, Del Barrio (2005) expone de manera ejemplificada esta idea:
Una buena educación no consiste en conseguir que el niño no tenga miedo, sino en que lo sienta solo ante lo verdaderamente amenazante, ni se debe tender a extirparle la ira, sino a lograr que solo la use en defensa de sus derechos y cuando cualquier tipo de diálogo o negociación justa no sea posible. (pp.14-15)
Esta misma idea la expresa Vivas et als. (2007) cuando dice que las emociones no deben suprimirse, sino manejarlas, regularlas y transformarlas, de tal manera que la persona sea capaz de tomar el control de las situaciones que les toque vivir. “El autocontrol emocional persigue encontrar el equilibrio emocional para alcanzar la autonomía y el bienestar personal” (p. 33)
Volviendo a Adam et al. (2003), la educación emocional debe capacitar a los alumnos para saber apreciar y sacar buen partido de las emociones propias y ajenas, respetándolas en todo momento, además de dotarles de un lenguaje para que puedan nombrarlas sabiendo cuál es su significado. Todo esto permitirá al alumno también conocer la moralidad de sus actos y comportamientos, así como extrapolarlo a los de los demás. Comenzar la educación emocional en la escuela infantil supone una vía para que haya comunicación afectiva buscando que cada alumno se comprenda a sí mismo y a los demás.
Como dice Bisquerra y Pérez (2007) existen evidencias de que los alumnos aprenden mejor cuando están motivados, son capaces de controlar sus impulsos y son responsables, además de tener iniciativa propia…lo que se resume en tener desarrollada la competencia emocional. Esto demuestra que en la escuela y en el proceso de enseñanza aprendizaje, en general, se deben tener en cuenta estas competencias, integrándolas dentro del currículo.
Según Saarni (2000, en Bisquerra et als, 2007) “la competencia emocional se relaciona con la demostración de auto-eficacia al expresar emociones en las transacciones sociales” p. 66), es decir, la capacidad y habilidad que se tiene para lograr los objetivos, en este caso, expresar emociones en el ámbito social. Pero para que esto se produzca es necesario que la persona tenga conocimiento de sus propias emociones para poder dirigirlas hacia esos objetivos, volviendo así a la importancia de educar las emociones en la escuela.
Sin embargo, como expresan Bisquerra et als. (2012), el tener esas competencias emocionales y una buena educación emocional no significa que se empleen en el buen camino, y por eso es necesario incluir una serie de principio éticos. Dentro de la educación emocional es muy importante el rol del profesor, pues como adulto y figura a imitar por parte de los niños, transmiten de manera inconsciente su estado emocional, a través de sus actitudes y comportamientos pueden ofrecer un clima de seguridad y confianza para sus alumnos. La educación emocional, sin embargo, no debe reducirse únicamente al plano de la educación formal, sino que es importante trasladarla también al contexto familiar, donde padres y madres formen parte del proceso, tanto para aplicar esa educación emocional sobre sí mismos como para ser conscientes de la importancia que tiene en el desarrollo de sus hijos y contribuir en ella.
En definitiva, y como se refleja en Pena et als (2006), tanto padres como profesores y, en general, agentes educativos, debemos conocer nuestros propios sentimientos, intentando conocer también cuál es la perspectiva de los-as alumnos-as/ hijos-as llevando a la práctica la empatía, controlando los impulsos que tenemos y siendo conscientes de cuál es nuestra actitud en la labor como agentes educativos dedicando todo nuestro esfuerzo. Si se consiguen estos objetivos, tanto en la institución educativa como en el resto de ámbitos educativos, se conseguirá formar a personas emocionalmente inteligentes que tendrán en su poder la capacidad de resaltar los aspectos positivos de las situaciones por encima de los negativos, valorar los triunfos más que las derrotas, los aciertos más que los errores e intentando aprender de todo lo que viva.
Para concluir este tema es importante mencionar que tuvimos una visita de Lic. María del Pilar Desentis Marzal, donde pudo rescatar que es importante el manejo de las emociones, porque no podemos llevar a cabo ninguna situación didáctica si no conozco, valoro y observo a mis alumnos, se considerarían las emociones, los estados de los pequeños para que se llegue al aprendizaje esperado que como docentes deseamos cumplir, existirá una modificación de esta para que se lleve a cabo una actividad así poder motivar y animar a los dicentes. El control del grupo es importante tenerla y con emoticantos podemos llegar a tranquilizar al alumnado que es más “imperativo” o que simplemente no pone atención, los cantos es una buena estrategia para captar la atención de los alumnos, más a esa edad (preescolar). Realizamos una actividad donde consta que es más fácil poner etiquetas negativas, que positivas, esto tambien sucede en la escuela, donde nosotras como docentes les ponemos etiquetas al alumno, eso está catalogado como incorrecto porque bajamos el ánimo del niño y él se cree esas etiquetas, causando ira, rencor, odio, enojo y por esa causa tienen una mala conducta dentro del aula, en cambio las cosas positivas los hacen que se sientan seguros de sí mismos, felices y hasta alagados como lo fue en mi caso, tambien influye demasiado como lo mencione en el desarrollo del ensayo el apoyo y unión que existe entre padres y docente, porque todos los valores que se enseñan en casa son reflejados en el aula, debe existir cierta vinculación para que los dos actúen en forma positiva para lograr un
niño con buena educación y buenos valores.











Bibliografía

García, L. S. (s.f.). LAS EMOCIONES EN EL AULA. Obtenido de PROPUESTA DIDÁCTICA PARA EDUCACIÓN: https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/1488/1/TFG-B.111.pdf

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